El ballet clásico se originó a finales del siglo xv, a partir de
los números de danza que se representaban en los festines de las cortes
italianas. Estos elaborados espectáculos que desprendían pintura, poesía,
música, y danza tenían lugar en grandes salas que se utilizaban tanto en
banquetes como para bailes.
Los ballets cortesanos italianos fueron
ampliamente desarrollados en Francia. El Ballet cómico de la Reina, fue el
primer ballet con una partitura completa, se estrenó en París en 1581. Fue
creado por Beaujoyeux y bailado por aristócratas aficionados en un salón con la
familia real sobre un estrado al fondo y los espectadores en las galerías de
los otros tres lados del salón. Ello determinó el carácter de los futuros
ballets cortesanos, que surgieron en el siglo XVII en las diferentes cortes
europeas con sus presuntuosos vestuarios, decoración, fuentes artificiales,
luminotecnia, etc.
El ballet de corte alcanzó su
cumbre durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), cuyo nominativo de “Rey Sol”
derivó de un papel que ejecutó en un ballet. Muchos de los ballets presentados
en su corte fueron creados por el compositor italiano francés Jean Baptiste
Lully y el coreógrafo francés Pierre Beauchamps, a quien se atribuye la
determinación de las cinco posiciones básicas de colocación.
Las posiciones básicas del ballet clásico
suponen la colocación conocida de manera universal y utilizada por todos los
bailarines como punto de partida de todos los movimientos.
1ª posición: Gira los pies hacia fuera
juntando los talones. Se debe girar cada pierna a partir de la cadera, no del
pie.
2ª posición: se debe girar los pies igual que
en la primera posición, pero con las piernas algo separadas y las plantas bien
pegadas al suelo. El espacio entre los talones corresponderá al largo de un
pie.
3ª posición: se debe cruzar un pie a medias
delante del otro. No se debe olvidar que no trabajan sólo los pies, sino
también las piernas, mientras el cuerpo se mantiene erguido. El peso del cuerpo
debe repartirse equilibradamente entre ambas piernas.
4ª posición: Ésta es la más difícil, porque
resulta muy duro mantener la abertura. Se debe colocar un pie exactamente
delante del otro dejando un espacio entre ellos. (La distancia entre los pies
corresponderá aproximadamente a la medida de uno de ellos).
5ª posición: se estudia esta posición cuando
ya se haya aprendido a mantenerse erguido/a y fortalecido pies y piernas. Los
pies están separados, completamente cruzados y tocándose firmemente.
En 1661, Luis XIV fundó la “Academia Real de
la Danza” para maestros. La danza empezaba a configurarse como una disciplina
profesional.
El ballet clásico es el más formal dentro de
los estilos de ballet, ya que en éste se ocupa la técnica tradicional de
ballet.
Es un género dramático cuya acción es representada
por medio de mímicas y danzas. Es, también, el nombre específico dado a una
forma concreta de danza y su técnica. Según las épocas, los países o las
corrientes el espectáculo coreográfico puede incluir: danza, mímica, texto,
música, decorados y maquinaria.
El bailarín debe conocer y manejar a la
perfección su propio cuerpo, desarrollar el tono muscular adecuado, fuerza y
resistencia, además de una postura adecuada para mantener en condiciones su
estructura ósea. Exige muchos años de preparación en forma y técnica. El
vestuario propio son los leotardos y las medias, con una falda opcional (tutú).
Las bailarinas usan zapatillas de media-punta hasta que sus huesos sean lo
suficientemente fuertes y estén entrenados para usar y soportar las zapatillas
de punta; los bailarines solo utilizan zapatillas de media-punta y en escasas
ocasiones de punta para trabajar huesos de los pies como el empeine. Los huesos
de los tobillos y de los pies deben ser lo suficientemente fuertes para ir en
punta.
En la actualidad se ha ido diversificando el
ballet clásico, desde las técnicas y la soltura a la hora de bailarlo, siendo
estas primeras la herramienta principal con la que se forma a un bailarín, la
técnica proporciona la base del baile, para que con ella el bailarín sea libre
de poder expresar lo que a él le plazca.
"... los grandes bailarines no son
geniales por su técnica, son geniales por su PASIÓN"
Martha Graham.
Al expresar su pasión por lo que sienten al
bailar esta danza, es lo que lleva a que el público sienta una gran conexión con
el bailarín, ya que si éste presenta técnica pero no demuestra algo mas allá
que su afán por la danza, no va a ser el
verdadero bailarín de ballet clásico que demuestra sus emociones y sentimientos
más profundos.
El hecho de poseer una técnica académica
sólida y ser uno mismo, permite bailar cualquier danza aprovechando al máximo
este maravilloso y complejo instrumento: el cuerpo humano.
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