viernes, 24 de agosto de 2012

Ballet clásico - Por Macarena Urbina

El ballet clásico  se originó a finales del siglo xv, a partir de los números de danza que se representaban en los festines de las cortes italianas. Estos elaborados espectáculos que desprendían pintura, poesía, música, y danza tenían lugar en grandes salas que se utilizaban tanto en banquetes como para bailes.
Los ballets cortesanos italianos fueron ampliamente desarrollados en Francia. El Ballet cómico de la Reina, fue el primer ballet con una partitura completa, se estrenó en París en 1581. Fue creado por Beaujoyeux y bailado por aristócratas aficionados en un salón con la familia real sobre un estrado al fondo y los espectadores en las galerías de los otros tres lados del salón. Ello determinó el carácter de los futuros ballets cortesanos, que surgieron en el siglo XVII en las diferentes cortes europeas con sus presuntuosos vestuarios, decoración, fuentes artificiales, luminotecnia, etc.

   El ballet de corte alcanzó su cumbre durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), cuyo nominativo de “Rey Sol” derivó de un papel que ejecutó en un ballet. Muchos de los ballets presentados en su corte fueron creados por el compositor italiano francés Jean Baptiste Lully y el coreógrafo francés Pierre Beauchamps, a quien se atribuye la determinación de las cinco posiciones básicas de colocación.
Las posiciones básicas del ballet clásico suponen la colocación conocida de manera universal y utilizada por todos los bailarines como punto de partida de todos los movimientos.
1ª posición: Gira los pies hacia fuera juntando los talones. Se debe girar cada pierna a partir de la cadera, no del pie.
2ª posición: se debe girar los pies igual que en la primera posición, pero con las piernas algo separadas y las plantas bien pegadas al suelo. El espacio entre los talones corresponderá al largo de un pie.
3ª posición: se debe cruzar un pie a medias delante del otro. No se debe olvidar que no trabajan sólo los pies, sino también las piernas, mientras el cuerpo se mantiene erguido. El peso del cuerpo debe repartirse equilibradamente entre ambas piernas.
4ª posición: Ésta es la más difícil, porque resulta muy duro mantener la abertura. Se debe colocar un pie exactamente delante del otro dejando un espacio entre ellos. (La distancia entre los pies corresponderá aproximadamente a la medida de uno de ellos).
5ª posición: se estudia esta posición cuando ya se haya aprendido a mantenerse erguido/a y fortalecido pies y piernas. Los pies están separados, completamente cruzados y tocándose firmemente.
En 1661, Luis XIV fundó la “Academia Real de la Danza” para maestros. La danza empezaba a configurarse como una disciplina profesional.
El ballet clásico es el más formal dentro de los estilos de ballet, ya que en éste se ocupa la técnica tradicional de ballet.
Es un género dramático cuya acción es representada por medio de mímicas y danzas. Es, también, el nombre específico dado a una forma concreta de danza y su técnica. Según las épocas, los países o las corrientes el espectáculo coreográfico puede incluir: danza, mímica, texto, música, decorados y maquinaria.


El bailarín debe conocer y manejar a la perfección su propio cuerpo, desarrollar el tono muscular adecuado, fuerza y resistencia, además de una postura adecuada para mantener en condiciones su estructura ósea. Exige muchos años de preparación en forma y técnica. El vestuario propio son los leotardos y las medias, con una falda opcional (tutú). Las bailarinas usan zapatillas de media-punta hasta que sus huesos sean lo suficientemente fuertes y estén entrenados para usar y soportar las zapatillas de punta; los bailarines solo utilizan zapatillas de media-punta y en escasas ocasiones de punta para trabajar huesos de los pies como el empeine. Los huesos de los tobillos y de los pies deben ser lo suficientemente fuertes para ir en punta.
En la actualidad se ha ido diversificando el ballet clásico, desde las técnicas y la soltura a la hora de bailarlo, siendo estas primeras la herramienta principal con la que se forma a un bailarín, la técnica proporciona la base del baile, para que con ella el bailarín sea libre de poder expresar lo que a él le plazca.
"... los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su PASIÓN"
Martha Graham.
Al expresar su pasión por lo que sienten al bailar esta danza, es lo que lleva a que el público sienta una gran conexión con el bailarín, ya que si éste presenta técnica pero no demuestra algo mas allá que su afán por la danza,  no va a ser el verdadero bailarín de ballet clásico que demuestra sus emociones y sentimientos más profundos.
El hecho de poseer una técnica académica sólida y ser uno mismo, permite bailar cualquier danza aprovechando al máximo este maravilloso y complejo instrumento: el cuerpo humano.

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